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diariodeunavampiresanovata

-Estoy embarazada.

 

Así de sencillo. No necesité alzar la voz, ni recurrir al lagrimeo fácil, ni siquiera dirigirme expresamente a mis padres. Se lo susurré al Jonhy como si tal cosa y en el tiempo que él necesitó para abrir los ojos de par en par, yo ya había sido rodeada por mi familia que me acribillaba preguntas sobre cuánto tiempo llevaba de embarazo, por qué no lo había dicho antes y, desde luego, quién era el autor material de la profanación de la sagrada flor de la virginidad.

 

-Ervigio... -musité añadiendo una láguida mirada de inocencia- El padre del niño es Ervigio.

 

A mi albondiguilla se le desorbitaron definitivamente los ojos y un repentino acceso de tos lo mantuvo fuera de circulación mientras mi señor padre comenzaba a jurar en arameo.

 

-Sinvergüenza, caradura, desgracia jovencitas... -no cabía duda de parte de quién estaba mi progenitor- Seguro que te forzó, ¿verdad, cariño?

-Dudo que ese pobre muchacho hubiese podido violar a nuestra Jessi -la Pepi no desperdiciaba una oportunidad para ponerme en evidencia- Ella es... de hueso fuerte y él parecía más bien de papel de fumar... Además, temblaba como una hoja cuando se marchó de aquí.

-¡TEMBLARÍA DE LA VERGÜENZA! -aulló mi padre ofendido- Hay que ser muy granuja para presentarse en esta casa, así, con la cara lavada, después de haber desflorado a mi niña... ¡Pero no os preocupéis! -la exaltación se torno virulenta- ¡ÉSE TUNANTE VA A RESPONDER ANTE MI, ANTE MI PEQUEÑA Y ANTE MI NIETOOOOOO!, ¡PODÉIS ESTAR SEGUROS!.

 

Y segura estaba, pero de que ante su nieto no respondería el pobre Ervigio, así le fuese su patética y cobarde vida en ello.

 

-No creo que eso sea posible, papá -mejor ir directa al grano, pa' qué demorar más la cosa- No se quiere hacer cargo del bebé, por eso ha huido esta noche. El Jonhy... -quien en ese preciso instante me miraba con cara de "¿yo?, ¿yo?, ¿quién?, ¿yo?"-... ,para tratar de arreglar las cosas, lo trajo aquí con la excusa de entregarle a Mariposita, que es la perra que Ervigio perdió hace un par de días. Lamentablemente, en cuánto mi novio se olió la encerrona, agarró el chihuahua y puso pies en polvorosa. Tal vez... -añadí clavando mis ojos con desafío en la oronda cara de tía Pepi que seguía defendiendo en "petit comité" la imposibilidad física de violarme-... tal vez, se hubiese quedado un poco más de no haberse visto acosado por una "gran" parte de la familia... Es decir, si esa parte de la familia GIGANTESCA, INMENSA, ENOOOOOOORME, no lo hubiese hecho bailar durante media hora seguida.

-¡Da igual tesoro! -me atajó mi padre ajeno a las pullas que yo dirigía a mi tía- Eso no es excusa. ¡Ningún golfillo deshonra a mi hija y se va de rositas!. Ahora mismo vamos a buscarlo que aún andará cerca. -¡al fin! lo que quería oir yo- Pero... ¡esperad un momento!. ¡Necesito mi escopeta!.

 

¡¿ESCOPETA?!, ¡¡¡LLEVAR UNA ESCOPETA!!!

 

-Sí, sí, sí. Y yo quiero otra.

-¡Y yo, y yo!

 

Mi madre y mi abuela se habían subido al carro de la cacería nocturna con una naturalidad tan pasmosa que cualquiera diría que estábamos abonados a la Asociación Nacional de Rifle y que los jubilados que ocasionalmente calentaban la cama de mi dulce yaya entraban en ella a punta de pistola.

 

-Así ha sido toda la vida -Pepi graznaba ahora a las orejas de su hija- Las mujeres de esa familia siempre se casan de la misma manera. Un embarazo sorpresa y después la víctima encañonada hasta el altar.

 

Y no lo puedo negar, aquella era una posibilidad bastante plausible, a juzgar por lo rápido que se había convocado a las armas en defensa de mi ultrujada virginidad, de la cual (dicho sea de paso) no ha habido hombre que se le haya acercado y vivido para contarlo. Al único en hacerlo le dio un tantarantán hace cosa de un mes y era Don Emiliano, el ginecólogo de mi madre.

 

En fin, que resumiendo, la idea a mi nunca se me hubiese pasado por la cabeza. Sacar a mi familia de la casa que estaba a punto de ser incinerada y recuperar a Ervigio y a Mariposita de una sola tacada era mi objetivo primordial, pero eso de salir de montería vampírica el 31 de Diciembre se había convertido un extra inesperado, que me atraía más de lo que debo reconocer.

 

-Trae el Browning para mi. -el "Enmarronador", muy propio, sí.

-¡Pero con eso lo puedes matar, nena! -argumentó mi abuela escandalizada- Una cosa es ir con la escopetita para matar conejos y otra con el rifle de caza mayor. Recuerda que ese muchacho es el padre de la criatura.

-Ves, veeeeees, hija -la Pepi incidía en nuestras métodos poco ortodoxos para pillar marido- Ves como lo necesitan vivo para casarlo con tu prima.

 

Sin embargo mi tía no sospechaba lo lejos que estaba de la realidad: ni boda, ni retoño, ni mancillamiento de la virtud, ni, evidentemente, yo lo necesitaba vivo.

 

-Ervigio está muerto... en mi corazón -y en el de todo hijo de vecino. Vamos que Ervigio estaba muerto-muerto, fiambre del todo, pero la frase de telenovela me venía al pelo para zanjar la discusión.- ¡Ahora vayamos en su busca!.

 

Nadie se opuso. Mi supuesta alma destrozada y el haberme convertido en madre adolescente fueron razones suficientes para dejarme a mi aire con una "Enmarronadora" calibre 30-06 en mi poder. Y eso que no tengo puntería ni para matar los malditos conejos de la Wii.

 

 

-Pues vayamos en su busca -se emocionó mi padre mientras cruzaba el umbral de la puerta con ese brillo en los ojos de cazador tras la presa.

 

El resto de la familia salió detrás de él como si los hubiesen sacado de la típica estampa de campesinos rumanos en linchamiento del conde Drácula, todos gritando, clamando venganza y alzando los puños y las escopetas. ¡Si Charlton Heston los hubiese visto!

 

-¿Estás segura de lo que vas a hacer? -me preguntó el Jonhy que estaba junto a mi con cara de haberse zampado una bolsa de limones.

 

Bueno, así, recapitulando:

a)Había salvado a mi familia de la pira de fuego- Aunque a toda, toda, no, porque la alelada de mi tía se había empecinado en quedarse con su hija para "mantenerse al margen de aquella atrocidad", pero esto se podía considerar un punto a favor.

b)Se estaba peinando el barrio en busca de Ervigio y de Mariposita, con lo que probablemente ambos acabarían en mis manos y así tendríamos algo con lo que chantejear a Titina y salvar nuestros pellejos.

c)Con un poco de suerte, podría descargar sobre el peludo culo de mi escurridizo murcilaguillo, tal cantidad de balas del calibre 30-06 que iba a estar cagando plomo durante semanas. Porque una de buena estaba rayando lo tonta y ¡eso sí que no!.

 

Humillada ante Titina, ante el albondiguilla y ahora ante la Pepi. Ervigio no iba a morir, no (aún me tenía que convertir y ser mi novio para siempre eternamente). Pero Ervigio iba a tener la suerte de recibir una lección totalmente gratuita, una lección que no podría olvidar durante el resto de su vida inmortal.

 

Clavé mis ojos en el Jonhy y en Tury que miraba hacia el exterior olfateando a su Mariposita y sujetando el "Enmarronador" con fuerza sentencié :

 

-Sí, estoy completamente segura de lo que hago. ¡Vamos!

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