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diariodeunavampiresanovata

Caída de los cielos sin hacer el más mínimo ruido, la vampiresa rubi-teñida, se había plantado frente al ventanuco del sótano totalmente de improviso, concediéndonos apenas unos microsegundos para que se nos helase la sangre y poco más.

Y digo "poco más" porque, bien mirada, la situación tampoco era para tanto: ella no podía entrar y nosotros, desde luego, no pensábamos salir. Lo único que sí me inquietaba era mi adorable ratilla voladora, cuya cabeza pendía de un hilo, en medio y medio de la zona hostil. Por fortuna para él, se había dejado el culo bien a salvo en territorio aliado, y eso ya era algo.

 

-Veo que os he impresionado -gorjeó la muy pija mientras sacudía polvo imaginario de un vestido de encaje negro que dejaba ver más de lo que tapaba- Hoy me he decidido por Prada, que tiene una colección de fiesta “divine-divine”. Además el color, aunque prefiera el rojo, es mucho más sufrido y menos manchadizo -eso sin duda, había poca tela que manchar- Y en vista de los planes del Alcalde las probabilidades de acabar con un lamparón negro en la ropa son bastantes elevadas.

 

Al tiempo que hablaba, la chupasangres milenaria movía su manos con elegancia y tranquilidad, como si se sientese cómodamente arropada por un grupo de amigos de confianza.

 

-Pues no os lo vais a creer -continuaba su discurso- Está realmente furioso con vosotros. En un principio pensé que sería un berrinche pasajero, o al menos un asuntillo que podría esperar 24 horas para ser resuelto. Pero nada, ¡que tiene que destruiros ya mismo!. ¡Y que no hay más vuelta de hoja, chico!. En cuanto den las 12 de la noche se vienen todos para aquí a quemar la casa de forma que o morís achicharrados dentro o en su manos, fuera -ahora Brigitte paseaba arriba y abajo frente a 3 espectadores recién petrificados- Total, que me he dicho: “La verdad es que los odio y también quiero matarlos, pero tienen a mi bebita”... Porque aún la tenéis, ¿no es cierto?... -asentimos al unísono con vehemencia- “Así que no puedo permitir que ella arda en la hoguera”. Y por eso estoy aquí, porque mi prioridad es rescatar a Mariposita. Vuestra muerte es algo secundario de lo que, además, si no soy yo, el mismo Sir Thomas se encargará.

 

Sentí como el Jonhy me clavaba la vista en busca de alguna buena solución al problema, pero en ese momento había captado mi atención un súbita inquietud en el culo del murcielaguito traidor.

 

-¿Y yo, mi ama?. Yo que estoy aquí atrapado, ¿a mi también vais a liberarme, mortífera beldad? -se aventuró a preguntar al fin, demostrando que sólo quería salvar sus posaderas, repentinamente en el lado equivocado de la reja.

-¿A ti? -se sorprendió Brigitte, recordando que Ervigio aún estaba allí- Sí, sí. Bueno, claro, a ti también... Un criado tan solícito... Difícil de encontrar... Sí, por supuesto. Pero antes, ¡que esos 2 me devuelvan a Mariposita!

 

Por alusiones y porque la rubi-teñida nos estaba señalando amenazadoramente con su dedo índice, MacGyver se acercó hasta los barrotes de la ventana de forma que la luz de la calle iluminaba su rostro levemente tensionado.

 

-Jamás te entregaremos a la perra. Seríamos completamente idiotas si nos deshiciésemos de la única razón por la cual no nos matas tú misma. Ella se queda aquí hasta que consigas algún tipo de inmunidad vampírica para nosotros.

 

Brigitte ladeó la cabeza mientras digería aquel envite.

 

-Primero mostradme a Mariposita.

-Ahí está -respondió el Jonhy con la mano extendida hacia lo que parecía un chihuhua plácidamente dormido en la penumbra- Después de descansar todo el día en un ataúd a medida y desayunarse un cánido con pedigrí, la hemos dejado tranquila para que se eche una siestecilla.

 

Eso era mucho exagerar, pero había que ganarse el corazón de Titina y ahora que parecía haberse tragado el cuento se la veía sinceramente conmovida.

 

-Habéis sido “very nice” con mi princesa -dijo tras un momento en el que la imagen del chihuahua nubló su visión- Sin embargo yo no puedo enfrentarme al Alcalde, nunca me opondría a la autoridad de la zona. Aun siendo capaz de vencerle, que no es el caso, en las altas esferas no me perdonarían la indisciplina. En este mundo puedes matar a 100 novatos, pero ni se te ocurra tocar a uno de los ancianos, en seguida eres visto como una amenaza a la jerarquía establecida y estos chupasangres caen sobre ti más rápido que los de Hacienda.

-Sí, sí, sí. Lo que tu quieras. La vida de un no-muerto es muy complicada,... -le atajó el Jonhy- ... pero eso ya no es problema nuestro. La forma en la que te las arregles para sacarnos de este lío es cosa tuya. Y recuerda que ahora mismo la suerte de Mariposita está estrechamete ligada a la nuestra.

 

La dulce expresión que la perra había conseguido despertar en el rostro de Brigitte fue borrada súbitamente por una ira y unas ansias asesinas incontrolables. Todo, gracias a las cuidadas palabras de mi albondiguilla que no es más tonto es porque no es más grande, y lo mismo saca de quicio a su amiga adolescente que a una chupasangres de más de 1500 años.

 

Entonces Ervigio (en un línea muy distinta a la del Jonhy, pues no posee el don de la palabra, pero lo suple con el de la oportunidad) juzgó que haciéndose el silencio, aquél era un buen momento para renovar su solicitud de libertad. Y desde la desafortunada posición en la que se encontraba, después de carraspear ligeramente se aventuró a interrumpir la furibunda meditación en la que Brigitte se había sumido tras la parrafada de MacGyver.

 

-Tal vez, quizás, su Excelencia no se pueda llevar ahora mismo a la adorabilísima Mariposita, sin embargo... yo...

 

La rubi-teñida le dirigió una mirada nada afectuosa y ya se le estaban marcando todos los tendones del cuello mientras se acercaba a la cabeza de mi ratilla voladora, cuando comenzó a sonar el “Loca-loca” de Shakira en una cascada de notas metálicas que distrajeron su atención.

 

 

-¡Mi móvil! -exclamó al tiempo que rebuscaba dentro de un dimuto bolsito de fiesta- Buenas noches Sir Thomas... sí... sí.... sí... Estoy acabando de retocarme el maquillaje... sí... sí... sí... “I know”, a las 9 y media... sí... sí... sí... Ahora mismo voy para ahí -y finalizando la llamada se dirigió hacia su sumisa ratilla voladora- El Alcalde me reclama para la celebración de Fin de Año y ya llego tarde, así que tú me vas a hacer un favor.

-Pero si soy incapaz de moverme de aquí -apenas pudo quejarse Ervigio.

 

Titina en un movimiento prácticamente imperceptible ya había separado los barrotes y empujado al fondo del sótano a mi huidizo novio vampiro.

 

-Sabes que no soy de esas que delegan las tareas importantes, o sea, pero me estoy retrasando demasiado y Sir Thomas va a comenzar a sospechar que me he desviado de su plan, así que quedas tú encargado de sacar a Mariposita de aquí para llevármela al WoW antes de las 12... SANA Y SALVA.

 

Y del mismo modo súbito y silencioso con el que había llegado, desapareció en la noche dejándonos al Jonhy y a mi sin otra cosa que mirar que un chupasangres temeroso de nuestra presencia.



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