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diariodeunavampiresanovata

Bueno, siendo exacta, ya no recuerdo más de lo que pasó en este plano de consciencia. Sin embargo aquel cogotazo estratosférico sirvió para abrirme el 3º ojo sin demasiado esfuerzo y con tal limpieza y precisión que acabé sumida en una experencia paranormal de lo más intensa.

 

A fin de ubicar en contexto a los Siervos de la Noche más incultos, empezaré aclarando que el 3º ojo... ¡es un vórtice de energía positiva ligado con el 6º chakra!... Ahora es cuando debéis tomaros unos segundos para digerir la información con detenimiento o, simplemente, buscar vórtice y chakra en el diccionario.

 

En efecto, nada que ver con orificios versátiles ni con las inmundicias que acongojan nuestro intestino. El 3º ojo nos enchufa directamente a la PERCEPCIÓN y el CONOCIMIENTO, permitiéndonos PERCIBIR "los mundos sutiles" (palabra por palabra las enseñanzas de Mi Maestro Oscuro) y CONOCER las respuestas a todos los exámenes (esto ya es de cosecha propia, porque alguna aplicación tendrá para una humilde alumna de bachillerato como yo).

 

El caso, es que en general no lo tenemos abierto (de ahí que el curso pasado cargase Filosofía el primer trimestre) y desatascarlo exige muchos más "ooOOOHHhmmmmmmmmm" de los que en principio cabe pensar (por eso se le unieron las Mates y la Química en el 2º trimestre). Así que, para los Emos con más iniciativa, aclararé que, en base a mi experiencia personal, es mucho más sencillo aprobar con una chuleta tatuada en el culo que sentado durante cuatro días seguidos mientras te agarras el dedo gordo de la mano izquierda y canturreas "mantas" hasta que tu madre entra en la habitación desquiciada porque a ella también le ha empezado a doler la cabeza

 

Vamos, que la apertura de este 3º ojo es difícil de cojones, sin embargo, Ervigio me lo había destaponado con suma facilidad.

 

“¿Soy una vampiresa?", esa fue la primera idea cruzó mi mente tras el descorche, “¿mi adorable ratilla voladora me ha convertido en vampiresa o... tal vez... estoy muerta?”

 

Traté de abrir los ojos para salir de dudas, sin embargo los párpados me pesaban de manera sobrehumana con lo que básicamente lo veía todo negro (usando la visión habitual, se entiende). Por fortuna el 6º chakra recién activado me mantenía la PERCEPCIÓN y el CONOCIMIENTO alerta... aunque el resto de los sentidos andaban algo torpes.

 

De súbito, unos pasos delicados y un cadencioso tintineo metálico, me dispusieron en favor de la muerte total y verdadera.

 

Clin-clin. Clin-clin. Clin-clin.

 

"¡Estoy en otro plano astral!. ¡Esto ha de ser el limbo y ése, San Pedro con las llaves!", síp, me conozco a todo el santoral, ¡para algo mi abuela es la viuda más devota de la parroquia!, "Seguramente ahora me rodeará una intensa luz blanca", de esto tiene la culpa mi madre y su veneración por ’Ghost’, " y mi cuerpo se elevará para comenzar a levitar como una pluma", algo difícil, ciertamente, pero no imposible para un santo.

 

Mantuve mi visión ordinaria al margen porque tampoco quería que me cegasen como si estuviese en plena fuga de Alcatraz, sin embargo el presentimiento de que áquel habría de ser un momento único, imperecedero, e irrepetible azuzaba mi expectación.

 

Entonces el respetable ancianito se agachó a mi lado, su perro (tal vez fuese San Roque el que atendía el chiringo de forma provisional) me lamió tiernamente el pescuezo y tras un prolongado gemido de dolor fui cargada sobre uno de sus huesudos hombros a modo de saco de patatas.

 

No se podía decir que yo levitase, exactamente, y aquellos rebufidos de cansancio eran de lo más bochornoso. ¡Una decepción total!, vaya. Sin embargo nunca nadie había bajado de los altares para explicarme punto por punto como era esto de la transición al otro mundo, la transmutación del cuerpo en alma y la recepción en Villa Paraíso, así que si Elvis había aceptado este humillante traslado, no había de ser yo quien pusiese peros a la forma en la que se metía a la peña en el cielo.

 

Total, que no osé rechistar. Permanecí con los parpádos bien cerrados y esperé a que la siguiente fase fuese algo más espectacular que ésta, porque menuda birria iba a contar en el foro del Maestro si conseguía regresar a la tierra. Vamos que para compensar, como mínimo tocaba ser recibida por toda la corte celestial: querubines, serafines, arpas, liras y flautas dulces...

-¡Joder! ¡Has vuelto a liarla parda!

 

"¿Los ángeles pueden decir eso?... O sea, ¿pueden decir eso sin pecar?... No sería más adecuado un ¡Oh, cielos!, ¡Virgen Santísima!, ¡Por la llagas de Cristo!... ¡Te has equivocado hermano Petrus!...", sin embargo no era momento para una amonestación.

 

Como si de los 7 jinetes del Apocalípsis guiando una manada de búfalos salvajes se tratase, sentí retumbar las parades del sótano y unos pasos acelerados de mamut lanzados en mi dirección se distinguieron entre todo el barullo. Después de eso, San Pedro debió de dar por bueno el momento o quizás yo ya le iba pesando demasiado, que no encontró mejor ocasión para lanzarme al aire y hacerme flotar entre las nubecitas de algodón del jardín celestial.

 

Yo subía y subía y subía y subía, como si mi cuerpo no tuviese peso, envuelta en una extraña sensación antigravitacional desconocida para mi. Abrí los ojos para disfrutarla.

 

El cielo (quiero vosotros seais los primeros en saberlo) no es tan gran cosa. Mucho azul bebé, mucho algodón impoluto, mucha luz celestial y al final, para nada como lo pintan. En los escasos segundos en que pude disfrutar de él, lo encontré oscuro, polvoriento, con una sola luz y aún encima de bombilla, la cual mientras yo ascendía se iba haciendo cada vez más grande para luego comenzar a hacerse chiquita, chiquititaaaa, chiquititaaaaaaaaaaaa hasta que mis huesos se estamparon contra el divino pavimento.

 

En ese preciso instante el 3º ojo se me cerró, o tal vez, sencillamente parpadeó, pero el resultado final fue que perdí todo contacto con aquel plano astral y volví a quedar inconsciente a causa del golpe.

 

Al volver en mi necesité tomarme un buen tiempo para discernir dónde me encontraba, que pintaba yo allí y que rayos estaba pasando a mi alrededor. Los grandes ojos azules del albondiguilla me dieron una pista.

 

-¿Estoy en la tierra?

-Sí... -dijo mientras esbozaba una mueca preocupada-... aunque no descarto que tu cerebro jamás haya bajado de la Luna.

 

Lo miré incrédula. ¡Vaya!, parecía que me habían resucitado.

 

-Estoy viva de nuevo -murmuré para mi- San Pedro me ha debido de devolver para realizar alguna misión súper compleja...

-¿San Pedro? -preguntó extrañado el Jonhy.

-O San Roque... no estoy segura... Uhmmmm...

-Pues no se si por aquí habrá algún otro santo a parte de mi, a quien por cierto debes la vida.

 

La mirada chispeante de MacGyver parecía alegrarse de verme otra vez en circulación.

 

-¡Ah!, ¿sí?. ¿Y cómo conseguiste traerme al mundo de los mortales desde el plano superior en el que me encontraba?

-¿Plano superior? -ahora parecía perdido al tiempo que divertido- No se de que plano me hablas. Yo sólo impedí que Ervigio acabase contigo.

-¡¡¡¡¡ERVIGIO!!!!! -como podía ser tan despistada- ¿DÓNDE ESTÁ ERVIGIO?, ¿DÓNDE E...?

-Tranquilaaaaa. No ha ido muy lejos.

 

Lentamente, como le gusta hacer cuando se siente protagonista, el Jonhy se puso en pie a mi lado y mientras con una mano me ayudaba a incorporarme, con la otra apuntó firmemente hacia el más alejado de los ventanucos del sótano.

 

Allí, encajonado entre los barrotes que impiden la entrada, se encontraba mi adorable murcielaguito traidor.

 

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