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diariodeunavampiresanovata

-¡¡¡¡¡FUEGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!! -comenzé a gritar desgañitándome mientras me abalanzaba sobre la pera que colgaba junto al cabecero- ¡¡¡¡¡FUEGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!, ¡¡¡¡¡FUE... ¿Dónde?.

 

La vieja lámpara que presidía la estancia no dejaba lugar a dudas, allí no había ni una triste llamita, ni un ascua a medio apagar, ni una minúscula motita incandescente. Lo único que sí ocupaba por completo el suelo de la habitación era un humo denso y gris que parecía brotar bajo la puerta del cuarto de baño.

 

En mi mente se agolparon pensamientos de lo más variopintos, por no llamarlos directamente estúpidos, debidos seguramente a las escasas horas de sueño disfrutadas. Desde una Mariposita ninja que prentendía huir liquidándome sin mancharse de sangre, hasta un vengativo Sir Thomas, semidesnudo, sudoroso y saliendo de entre el vapor del baño dispuesto a matarme después de una higiénica ducha (que no venía mucho al caso, ya os lo he dicho, pero... ¿quién controla las imágenes que se te pasan por la cabeza?).

 

Sin detenerme a reflexionar mucho más, en vista de que mi cerebro tampoco regía demasiado bien, abrí la puerta para salir de dudas y averiguar cómo se podía originar un incendio en la bañera, el retrete o mismamente en el bidé. Después de la primera bocanada de humo con olor a churrasco y su ataque de tos correspondiente, la incógnita se disipó ipso facto en la diminuta hoguerita que ardía prácticamente a mis pies, cruzada en la entrada.

 

-¡Mariposita se está achicharrando! -escuché exclamar al Jonhy que entraba corriendo en ese momento alertado por mis alaridos mañaneros- ¡Espabila, Jessi! -me gritó- ¡Dame una toalla, si no quieres que Titina nos mate MÁS definitivamente aún!... ¡JESSI!

 

Con un gesto rápido y nada galante me apartó a un lado y saltó sobre el chihuahua para coger el toallón que colgaba junto a la bañera. Después lo echó encima de la perra y aplastándolo sobre su cuerpo sin vida apagó las llamas.

 

-¿Qué ha pasado? -preguntó mientras se incorporaba colgándose la toalla en el antebrazo.

-No lo se -respondí- Un fuerte olor a bacon me despertó hace un rato, después vi todo la habitación llena de humo, en plan "Thriller", y cuanto abrí la puerta me encontré a Mariposita ahí tirada, formando una tremenda humareda, como si de un leño verde se tratase.

-Vaya... -susurró mientras examinaba bajo las primeras luces de la mañana aquel cuerpecito calcinado- Pues no creo que a Titina le hagan mucha gracia los perros calientes... -una de humor macabro para desayunar-... me da que prefiere pardillos poco pasados, que sangren al morder -jojojó, ¡que chistazo, oiga!.

-¡Pero nosotros no le hemos hecho nada a Mariposita!. Seguramente hay algún cable pelado en el baño y la muy perra se habrá electrocutado con él.

-¡Quién sabe! -suspiró MacGyver encogiéndose de hombros- Pero eso a Brigitte le va a dar igual...

 

Nos miramos desesperanzados durante varios segundos, convencidos de que, sin saber muy bien cómo, la habíamos liado parda, pardísima, y que aunque le explicásemos a la vampiresa peliteñida que aquello había sido un accidente, nada iba a impedirle arrancarnos la cabeza y chuparnos la sangre como a diminutas gambas a la plancha.

 

Entonces el olor a bacon quemado volvió a llegar a mis respingonas fosas nasales y bajando la mirada a mis pies observé como de Mariposita brotaban de nuevo llamitas rojizas que generaban una escandalosa masa de humo.

 

-¡Joder! -exclamó el Jonhy mientras se volvía ora al chihuahua ora a la ventana del aseo- ¡Increíble!

 

Miré yo también a través del cristal buscando una explicación a todo aquello en el exterior, sin embargo, aunque ponía todo mi empeño en ello, no lograba entender a qué tanto asombro por un poco de Sol invernal filtrándose a través de nubarrones de lluvia.

 

-¡Cierra la puerta! -me ordenó mientras envolvía al chihuhua en la toalla y saltaba como una gacela con sobrepeso al interior del dormitorio.

-¿Qué pasa? -pregunté patidifusa.

 

El pelo-pincho lamido me miró con incredulidad.

 

-¿No lo entiendes?.

 

Uhmmmm... Pues la verdad es que no. No tenía ni la más remota idea, pero preferí callarme y sembrar la duda que abrir la boca y despejarla.

 

-Ya veo -añadió el albondiguilla regodeándose de mi ignorancia- A ver... Piensa. ¿Qué es lo que por la noche sale de caza y se queda tieso cada mañana?

-Hombre... -mascullé mientras mis ojos se iban significativamete a su entrepierna.

-¡No, idiota!. Eso no -se ruborizó- ¿A qué personas relacionas con un absoluto odio al Sol?

-Hombre... -volvía a mascullar señalándonos alternativamente- Tú, yo... Los Emos en general.

-¡Nooooooo!. Por Dios, si es que no es tan difícil -gruñó perdiendo la paciencia- Dale a la mollera, anda. ¿Qué crees que significa todo esto?

 

Alcé mi mirada al techo, apoyé la cabeza sobre la pared, caminé por la habitación, me atusé la barbilla y después de un tiempo dándole, que digo dándole, apaleando mi somnolienta mollera me lancé a una solución para tanto acertijo.

 

 

-Tu cosita no cazó nada anoche y esta mañana ha venido toda tiesa en busca de una Emo.

 

El Jonhy bufó por la desesperación.

 

-¿Y la perra en llamas?, ¿dónde cuadra la maldita perra en llamas? -preguntó exasperado.

 

Entonces mi cerebró se despejó, como si el humo gris de la habitación lo hubiese invadido durante la noche y una bocanada de aire fresco lo acabase de liberar. Todo estaba claro, clarísimo. De una claridad meridiana (como diría mi profe de mates). ¡Más claro el agua!.

 

¡¡¡¡¡MARIPOSITA ES UNA VAMPERRA (o como carajo se diga)!!!!! ¡Y eso, fieles Siervos de la Noche, soluciona un porrón de problemas! Siempre y cuando, claro, no haya palmado después de lo de esta mañana...

 

En ese caso, el Jonhy y yo estamos, hablando mal y pronto, JODIDOS.

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