Blogia
diariodeunavampiresanovata

Porque yo soy una chica muy fiel y estoy enamorada de mi Ervigio hasta las trancas. ¡Que no hay otro vampiro en mi corazón, oigan!, ¡que toda mi sangre es para él!, ¡hasta la últimisísima gota!. ¡FALTABA MÁS! Peroooooooooooo, estimados Siervos de la Noche, si la muerte está llamando a tu puerta, tampoco hay que ser idiotas: mejor que tenga la jeta de Robert Pattinson que la de Carmen Lomana, ¡vamos!.

 

(Y esto lo digo sin acritud, desde el máximo respeto y cariño, no sea que esa señora esté leyendo mi diario y pierda una lectora.¡Con la poca gente que sabe leer!... Al menos en mi instituto)

 

En fin, total, volviendo al tema, decíaaaaaaaa... Aquella noche la Paca vestía un Carolina Herrera y lucía el pelo rubiteñido de Titina (que no por llamarse Francisca ha de carecer de glamour). O sea que el Jonhy y yo ya teníamos un problema y ahora nos habíamos traído otro a casa.

 

Sin embargo, "la oportunidad aparece en medio de la dificultad" (la frase es de Einstein, pero la he ganado en propiedad después de que el profe de física me la dedique con cada suspenso) y si en aquel momento había alguien chapoteando en medio de serias dificultades, esos éramos nosotros dos... Así que la oportunidad no debía de andar muy lejos.

 

Eché un vistazo alrededor para encontrarla.

 

En la habitación no había nada que acabase con Brigitte de forma certera: varios cuadros de caza, un par de cómodas apolilladas, un armario que a duras penas se mantenía en pie y algunos ejemplares de "Jara y Sedal". Así que o adiestrábamos a un ejército de carcoma para que convirtiese en polvo su duro corazón o le lanzábamos un par de revistas y veíamos si la matábamos con el aburrimiento.

 

Definitivamente estábamos perdidos.

 

Ya no me cabía la menor duda de que nuestro triste final se iba a escribir antes de lo que me imaginaba. Titina descubriría en un par de minutos el nada discreto olor corporal que despedíamos después de una noche a la carrera y a partir de entonces nos acecharía desde el crepúsculo hasta el amanacer, todos los días. Entablaría amistad con nuestros amigos y familiares, cerraría lenta, pero inexorablemente nuestro círculo social y al final, una fatídica noche conseguiría ser invitada a la casa del Jonhy o a la mía y allí nos mataría como a vulgares gusanos. ¡Sin siquiera darnos las oportunidad de convertirnos en vampiros! ¿Y todo por qué? ¿Porque habíamos secuestrado a su maléfico chihuahua y teníamos a su ayudante personal de vacaciones en el sótano?.

 

Entonces, la OPORTUNIDAD relumbró en mi cerebro.

 

Subí de un tirón la persiana y asomé ligeramente la cabeza al exterior.

 

-¡Brigitte! -llamé mientras mi albondiguilla me miraba con una expresión mezcla de estupor e incredulidad- ¡Brigitte, aquí arriba!.

 

La vampiresa giró la cabeza hacia donde estábamos asomados y un segundo más tarde ya se hallaba sentada en el alféizar de la ventana, con las piernas cruzadas tan elegantemente como si estuviese en una cómoda butaca de la Ópera. El Jonhy y yo reculamos instintivamente.

 

-¿Y bien? -preguntó la chupasangres taladrándonos con una mirada poco amistosa.- ¿Váis a liberar a Mariposita?

-Sí -respondí tajante- Y a Ervigio también.

 

Tuve la sensación de que mis otros dos interlocutores esperaban patidifusos una explicación.

 

-Ervigio sufrió un desgraciado accidente -comencé a hablar con la voz en modo funeral- y ahora se encuentra muy mal herido en la bodega de esta casa. Nosotros lo recogimos arriesgando nuestras propias vidas y hemos estado cuidando de él durante todo este tiempo. Fue entonces cuando surgió el amor -un poco de Danielle Steel no vendría mal para la historia- ¡Ervigio y yo nos enamoramos apasionada y ciegamente! Nos prometimos amor eterno y el juró convertirme en vampiro para permanecer unidos por siempre jamás -unos violines de fondo hubiesen quedado cojonudos- Pero ahora se está muriendo y eso nunca podrá ser verdad. Por ello necesitamos tu ayuda.

 

La rubiteñida arqueó las cejas incitándome a exponer mis ideas.

 

-Como sabrás, para que se recupere rápidamente, lo mejor es que beba la sangre de un vampiro lo más viejo posible. Y, bueno, tú pareces bastante vieja -su expresión me aclaró que esa no era la frase adecuada- ¡El trato sería el siguiente! -continué con energía intentando salir del paso- Te dejamos entrar, salvas a Ervigio, me conviertes y nos vamos con Mariposita tan felices y contentos. ¿Qué te parece?

-Una locura -gritó el Jonhy.

-Grrrrrrrrrrrrrrrr -comezó a gruñir Tury, prefiriendo suicidarse en una lucha desigual a perder el amor de su vida para siempre (tan romántico como la dueña).

 

 

Brigitte achicó sus ojillos de urraca mientras sopesaba mi oferta. Parecía temer un ataque sorpresa por nuestra parte, ahora que yo era una reputada psíquica capaz de resistirme a la hípnosis y mi albondiguilla el poderoso Jonhdalf, artificiero ocular que había herido al mismísimo Sir Thomas en plena jeta.

 

¡Aquella noche habíamos ascendido de vulgares pardillos a pardillos con poderes especiales!.

 

Sin embargo éste era un privilegio que el Jonhy estaba dispuesto a desperdiciar. Con una insistencia casi titánica, el muy cenutrio trataba de abortar nuestras negociaciones, arrastrándome hacia la puerta mientras me llamaba de todo menos bonita. Afortunadamente, antes de que consiguiese sacarme del cuarto, Brigitte tamborileó sus uñas sobre el alféizar y respondió.

 

-Hecho. ¡Invítame a pasar!.

-¡ADELANTE! -dije justo antes de que mi albondiguilla me tapase la boca con un sonoro manotazo.

 

La vampiresa, ayudada por ambas manos, saltó al vacío con ligereza para elevarse flotando cual pompa de jabón frente a la ventana. Entonces, una sonrisa de oreja a oreja le iluminó el rostro y de forma insconciente se humedeció los labios. Era como una gata relamiéndose antes zamparse a dos inocentes ratoncillos... el Jonhy y yo...

 

¡Esto me pasaba por fiarme de un Premio Nobel!.¡Cagüen mi profesor de física, Einstein y la madre que los parió!. ¡Desgraciados, hijos de +r/+!."La oportunidad aparece en medio de la dificultad".

¿Oportunidad?, ¿OPORTUNIDAD?, ¡¿OPORTUNIDAD?!, ¡¿DE QUÉ?!... ¡¡¡¡¡DE SERVIRSE LA MUERTE A DOMICILIO!!!!!

0 comentarios