Mi fiel albondiguilla chilló como una nena, la perra de Titina hincó con más fuerza sus diminutos colmillitos y unos insignificantes hilillos rojos comenzaron a deslizarse por la comisuras del chihuahua.
-Sangre... sangre... sangre... -voces jadeantes comenzaron a aflorar a nuestro alrededor sumiéndose en un trance colectivo.
¡SANGRE!, ¡JO-DERRRRRRRRR!,¡SÍ!, ¡SANGRE!. De aquel rasguño casi infantil estaba brotando la sangre suficiente para enloquecer a una jauría de vampiros que ya de por si no iban sobrados de cordura.
Rápidamente le eché un vistazo a Sir Thomas, el único capaz de contener a las masas con un sólo movimiento de mano, y descubrí que el regidor ya no era en absoluto un paradigma de autocontrol.
Había arqueado su espalda en modo de ataque y el rostro estaba completamente descompuesto. Unas siniestras ojeras (muy en plan Vampire Diaries) se descolgaban hasta las mejillas, sus fosas nasales se habían hinchado como pelotas de playa, los ojos estaban inyectados en sangre y la sonrisa, a pesar de la amplitud, era de todo menos cordial.
-¡Quítame a este maldito bicho de encima! -bramó mi pelo-pincho favorito despertándose finalmente- ¡No se suelta la muy perraaaaaa!
Me volví un segundo para cerciorarme de que efectivamente Gay Halsing estaba otra vez en circulación y me concedí medio microsegundo para festejar que al menos hubiésemos sacado ese pequeño beneficio de la situación en la que nos encontrábamos.
-Levanta -le urgí mientras trataba de agarrar a Mariposita en uno de los viajes que la pierna del Jonhy le estaba endosando- Levanta que en buena nos has metido.
Mi MacGyver abrió los ojos sorprendido e incorporándose levemente, sin dejar de zarandear al chihuahua, analizó la situación desde su cómodo reposo.
Vampiros a la derecha, vampiros a la izquierda y vampiros al frente también. ¡Ah! Y el chupasangres más viejo del local completamente enajenado con la sangre no apta para diabéticos de mi albondiguilla.
-¡Co-ño! -al fin logró exclamar éste- ¿Qué pasa aquí?.
-Pues, nada, chico... Ya ves... Logré encontrar la fies-vampiro.
-Vaya... ¿Y qué les has hecho?.
¿Y qué le he hecho?, ¿Y QUÉ LE HE HECHO?. Hasta el criminal más desalmado tiene derecho a un juicio y a mi se me negaba la presunción de inocencia. ¡A MI!, que soy la tercera mejor persona que conozco, después del Papa y del Dalai Lama.
-Nada... ESTÚPIDO -eso fue lo más suave que se me ocurrió- Ponte en pie y salgamos de aquí cagando leches.
Evidentemente la ira había lanzado una serie de pensamientos menos amistosos a través de mi cabeza, pero las circunstancias aconsejaban aplazar el mamón-subnormal-gilipollas para cuando nuestro culo estuviese bien a salvo. Y ya se que soy una persona extremadamente intuitiva, pero no hacía falta tener mi clarividencia para percatarse de que aquella discoteca no era precisamente el mejor lugar para solucionar nuestras desavenencias.
De forma muy lenta, casi imperceptible, los chupasangres famélicos se habían ido acercando hacia nosotros como zombis atraídos por la suculenta canilla del Jonhy y en aquel momento se encontraban tan cerca que hubiese sido fácil echarme rímel reflejándome simplemente en sus relucientes colmillos.
Afortunadamente, ninguno había hecho ademán de atacar, probablemente por respeto a Sir Thomas y sus ordenanzas municipales de higiene y salud pública. Y también porque tenía pinta de poder volarles la cabeza através una de sus miradas fulminantes.
En fin, que esto tampoco era muy tranquilizador, porque el regidor, por su parte, no se había quedado atrás y ahora se hallaba a un tiro de piedra, con su terrorífica cara de jefe vampiro, dispuesto a zamparnos de un sólo bocado sin importarle siquiera que estuviésemos suficientemente limpitos para su gusto.
-Llevo 1 semana sin catar ni agua ni jabón -comencé a decir mientras mi albondiguilla se levantaba con Mariposita todavía apresando su pantalón- Y no he parado de hacer deporte para poder enfundarme el traje de Fin de Año.
¿Deporte, yo? Lo se, pero en los ojos del alcalde brillaba una pizca de juicio.
-Sí. He sudado como una cerda y no me he hecho ni un mísero checo-checo -añadí poniendo cara de asco- Y mi amigo es un puerco de cuidado. La verdad es que los dos olemos un poco a tigre.
Sir Thomas reflexionó brevemente como si barajase la posibilidad de darnos un repasito por encima (para sacar la costra más dura, vamos) y luego entrar al tajo con más ansias. Entonces alzó su mano salvadora y apuntando hacia las portadoras de los utensilios de aseo, las atrajo con un sutil movimiento de dedo índice.
¡YO había conseguido una prórroga! ¡Todavía podíamos ganar el partido! ¡Mi brillante mente nos había asegurado un aplazamiento de pena!
Por desgracia, el maldito chihuahua continuaba dentelleando cada vez con más acierto el delicado sebo de mi albondiguilla y su deliciosa sangre sabor a donuts jugaba en nuestra contra. ¡Había que detener a aquella perversa criatura antes de que fuese demasiado tarde!
Con un ágil movimiento me agaché a los pies del Jonhy para tratar de coger a la perra, que seguía volando enganchada a su pierna, y justamente en el momento en que la alcanzaba en el aire haciendo un estiramiento extremo escuché “crackssssssss” y el mega-ajustado-pantalón de vinilo se rajó por el culo.
-¡¡¡¡¡A-NEGATIVOOOOOOO!!!!! -rugió Sir Thomas.
2 comentarios
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Muchas gracias por tu comentario. Te diría que me ha alegrado MUCHÍSIMO recibirlo, pero como soy una Emo convencida no me están permitidas tales expresiones de felicidad.
A cambio sólo puedo animarte a seguir formando parte de este selecto reducto de Siervos de la Noche que todavía creemos en vampiros, porque como dice Mi Maestro Oscuro, somos muy pocos lo elegidos que todavía resistimos en la senda de la verdad.
Así que espero que tú, amiga Sara, nunca pierdas de vista el camino marcado por este blog y que atraigas a él, nuevos y fieles seguidores. No porque eso subiría increíblemente su número de visitas (algo totalmente indiferente para una mente madura como la mía), sino porque así salvarías muchas almas descarriadas del mundo de ignorancia vampírica en el que viven.
Un EMOtivo abrazo (el más profundo y sentido que te puedas imaginar),
la Jessi.
P.D. Y si eres el Jonhy tratando de vacilarme, te aseguro que lo descubriré.
Sara -
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