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diariodeunavampiresanovata

Para empezar la descabellada propuesta de trasladar un chupasangres-culi-peludo (¿no había mencionado antes lo de los pelos?) al sotano de mi abuela tenía 3 puntos flacos:

  1. Habíamos cogido un bus para llegar hasta el camposanto, ¿cómo íbamos a regresar con un habitante de la noche encadenado de pies y manos en el próximo autocar que pasase por el cementerio?
  2. Carecíamos de llaves para entrar en la casa de mi abuela, ¿qué haríamos?, ¿llamarla a las 5 ó 6 de la mañana para que nos permitiese descargar a Ervigio en su sotano?
  3. El que iba a ser el hombre de mi vida, de mi vida inmortal y eterna, tenía pelos en el culo, ¿cómo se puede hacer para eliminar el antiestético vello en un vampiro?, ¿hojilla de afeitar, cera caliente o fría, depilación láser?.

- Uhmmmm... - retorné de nuevo a la cripta de dónde mi mente se había evadido momentáneamente - Supongo que no queda otra.

- ¿Alguna idea de cómo transportarlo?

Ésa era la temida pregunta, pero un líder debe aparentar tener todo bajo control. Jonhy ya se había hecho con la situación al conseguir atrapar al vampiro ante mi espantada inicial, ahora era el turno de que YO solucionase las cosas de una forma sencilla, práctica y limpia.

- Pedimos un taxi - le contesté resueltamente.

- Excelente idea - me respondió ladeando la cabeza, mientras frotaba la pelusilla que empieza a salirle en el mentón - ¿Y cómo se supone que vamos a meterlo dentro y a hacerlo pasar desapercibido?

- Sabía que me preguntarías justamente eso, pero todo es tan simple que te vas a sorprender.

Desde el suelo Ervigio se agitó y girando la cabeza hacia mi, me dirigió una mirada expectante, como si estuviese conteniendo la respiración que no tiene.

- Mira, Jonhy, no es raro que la gente suba al cementerio a hacer botellón. Así que imagina que 3 pavos vienen hasta aquí, uno de ellos se mama y los otros 2 tienen que llamar a un taxi para bajarlo porque el estado de su amigo es absolutamente deplorable. Posible, ¿verdad?. Vale, pues esos 3 tíos somos los que estamos aquí y él - indiqué dándole a Ervigio unas pequeñas pataditas en el costado - se acaba de coger el ciego del siglo.

El silencio se adueñó de la cripta y finalmente Jonhy asintió, pero parenciendo querer decir algo.

- Lo se - lo detuve con la palma de la mano - ¿Cómo hacer que parezca borracho?... Sencillo.

Entonces, sin mediar palabra, cogí con esfuerzo la jardinera de granito que estaba junto a mi pie derecho y le asesté tan tremendo golpe en la nuca al vampiro que el sonido hueco de su cabeza retumbó en la paredes.

- Lo dejamos KO.

¡Qué idea tan genial!. ¡Qué inteligencia fascinante la mía!. ¡Un plan maestro de mi propia cosecha!. ¿Quién era ahora el líder en aquella cripta? YOOOOOO.

Me embargaba tal autocomplacencia que no pude evitar quedarme allí parada con una sonrisilla de suficiencia, dirigiéndole al Jonhy una mirada desafiante en plan, "¡qué!-flipando-en-colores-¿no?".

- Todavía está consciente - me contestó la albóndiguilla señalando a Ervigio que ahora gemía y se revolvía lentamente como un gusano en el anzuelo.

- En algunos casos hace falta una segunda pasada - repliqué agarrando de nuevo el macetero cuyos tulipanes aún seguían ondeando como consecuencia del primer leñazo.

- ¡No!, ¡no! - me detuvo el Jonhy alzando la voz- creo que el levantamiento de jardinera no nos va a sacar de esto.

- Entonces, ¿qué? - el plan fracasado me había puesto de mal humor - ¿qué dice el cerebro de la operación que hagamos?

- Bien. Está claro que no podemos bajarle en taxi y tampoco en bus porque no pasaría desaparecibido ni dejándolo KO ... Uhmmmm... - masculló al tiempo que comenzaba a pasear de aquí para allá por la catacumba

- ¿Aún tenéis las "Ratas de Medianoche" aquella furgonalla que se caía a cachos?.

- Sí, claro, ¿cómo quieres que transportemos los intrumentos? - contesté ofendida por su manía de meterse con la pobre camioneta.

- ¿Y puedes llamar a alguien para que la traiga hasta aquí? - inquirió ignorando mi creciente malestar.

- Supongo que sí. Andarán todos de marcha, pero alguno contestará.

A regañadientes, porque no me hacía puñetera gracia la idea de meter a otra persona en el asunto, cogí el móvil y busqué en la agenda por el prefijo "RATAS-" a todos los miembros de la banda.

La primera llamada para RATAS-ANA...Tono, tono, tono... Llamada finalizada.

El siguiente, RATAS-BORJA... Tono, tono, tono... ¡Mierda!, ¡otro que no contestaba!. ¡Dios!, que me coja alguien antes de llegar a RATAS-VANESSA.

RATAS-CHARLY, RATAS-DANI, RATAS-SHEILA... ¡Nada!... Nadie escuchaba el teléfono o si lo hacía estaba muy ocupado como para cogerlo. Nuestra última oportunidad no era otra que la ex de mi ex, la tía más cotilla, lianta y mentirosa que os podáis echar a la cara (¡y si alguna vez lee esto que se entere!). Un problema continuo en cualquier situación cotidiana, como para pedirle que llevase a un vampiro en la furgoneta y guardase el secreto.

RATAS-VANESSA... Tono, tono, tono... "¡Hola, Jessi!".

 

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